MALOFIEJ 28

Toma nota de fechas: 23 al 27 de Marzo de 2020

La próxima edición de Malofiej, número 28, se celebrará en Pamplona del 23 al 27 de marzo de 2020.

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Para leer Malofiej 16

John Grimwade entrevista a Juan Velasco

John Grimwade

Director de Infografía de Condé Nast

España ha ejercido una gran influencia en el ámbito de la Infografía en los últimos quince años.

En España además de destacar el desarrollo de departamentos de diseño gráfico de primera línea a nivel mundial, se ha producido una corriente constante de maestros en Infografía que han dejado España y se han ido a ocupar puestos importantes en Europa y Estados Unidos. Y nadie representa esta tendencia mejor que Juan Velasco, cuyas credenciales hablan por sí solas: El Mundo, The New York Times, 5W Infographics y actualmente director artístico de National Geographic. También ha ganado todo tipo de premios a todos los niveles.

 

He trabajado con Juan en muchos talleres “Show, Don’t Tell!” sobre Infografía. Ahí es donde he podido comprobar su nivel de compromiso con todo el ámbito de la Infografía. No sólo se dedica a crear excelentes gráficos en alguna oficina del mundo, sino que participa en el debate y el desarrollo de todos los aspectos de la profesión. Infografía 100%; éste es el nivel de dedicación necesario para llegar a lo más alto. Claro está que Juan Velasco se encuentra en lo más alto, pero no ha sido tan fácil. Se necesitan habilidades excepcionales, trabajo constante y saber tomar decisiones atrevidas (como a continuación leeréis en esta entrevista). Es un hombre muy modesto; probablemente no querrá que escriba esto, pero nosotros (los amigos de Malofiej) le consideramos uno de los profesionales con más talento en nuestro sector, y también uno de los más majos.

 

Juan es un caballero y un amigo. Si en alguna cumbre de Malofiej le veis en el bar Jumping Jester (nuestro punto de reunión), id y hablad con él sobre vuestro trabajo. Os alegrareis de haberlo hecho.

 

De niño, ¿habías soñado con emprender una carrera artística?

 

Sí, muy a menudo. Siempre me ha encantado dibujar. Mi padre era un ilustrador muy conocido en España y también escribía libros sobre dibujo y pintura, el gusto por el arte ha sido una constante en mi vida. Aunque debo decir que soñaba mucho más en ser futbolista y redactor, en ese orden, que en ser artista.

 

¿Cursaste estudios de diseño o diseño gráfico?

 

No, estudié Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. En aquella época la Infografía no se daba en las escuelas de Periodismo (y aun hoy no se da en muchas de ellas). Entonces aprendíamos de la experiencia y de copiar a los demás.

 

¿Cómo accediste al mundo de la Infografía?

 

Como todo el mundo en esta profesión, por accidente. En 1989, cuando se fundó El Mundo en Madrid, mi hermano Samuel entró a trabajar en plantilla como ilustrador. Un año más tarde, la sección de deportes necesitaba a alguien para las noches de los fines de semana. El trabajo consistía en escribir las estadísticas y las clasificaciones de los partidos de fútbol a medida que se dictaban. Se hacía con PageMaker en los equipos Mac del departamento de Diseño Gráfico, que los redactores de deportes no podían utilizar. En aquel entonces me hubiera gustado ser redactor de deportes más que infografista, pero comencé a hablar con los infografistas y a pedirles que me dejaran sustituirles los fines de semana o las vacaciones. Sólo pretendía entrar. Al final, empezaron a llamarme para hacer cosas como el mapa del tiempo o para trabajar en los turnos de noche. Mario Tascón y Jeff Goertzen trabajaban ahí en ese momento y también uno de los equipos de talentos más impresionante que me he encontrado nunca.

 

¿Cuál fue tu primer trabajo?

 

Mi primer trabajo, cuando era muy joven, consistió en dibujar ilustraciones infantiles en un par de libros de mi padre (manuales de dibujo), pero creo recordar que no me pagaron por esto. El primer trabajo remunerado fue repartir folletos en la calle y colarme en edificios de viviendas para llenar los buzones de esa basura. Más adelante, el primer trabajo real que tuve fue en una editorial, haciendo diseños manuales durante mi primer año de facultad. Cortaba y pegaba tiras de papel fotográfico siguiendo la plantilla de otro para crear libros de texto escolares. Un cúter y mucho pegamento. Aunque suene aburrido, realmente me gustaba la precisión del trabajo manual y el ver cómo se unían conceptos de diseño, imágenes y palabras. El primer trabajo de infografista que tuve, si es que me preguntabas por esto, fue un gráfico a dos columnas para El Mundo que mostraba el descenso en el número de goles de la selección española. A raíz de varios gráficos de Nigel Holmes que había visto en libros, añadí una caricatura del entrenador del equipo deslizándose por la curva del gráfico con gesto de preocupación. Sin duda era un dibujo horrendo, incluso para las normas más permisivas, pero a muchos compañeros pareció gustarles, o tal vez por lástima me animaron a seguir intentándolo. El Mundo siempre ha dado al equipo de diseño gráfico mucha libertad y espacio, y realmente me aproveché de esta oportunidad.

 

¿Por qué fuiste a Estados Unidos?


También fue un accidente. Había estado en El Mundo unos cinco años, pero me fui a Nueva York de vacaciones con mi hermano y otro compañero de El Mundo, mi amigo Gorka Sampredo. Nos atraía la energía y el carácter de la ciudad. Recuerdo, John, que te llamé sin avisar para pedirte que revisaras mis trabajos, y lo hiciste amable y pacientemente. Fue cuando te vi por primera vez. ¡Para nosotros era como conseguir una audiencia con Elvis o el Papa! Unos meses más tarde, mi hermano decidió enviar unas muestras de sus ilustraciones a Mariví Pulido, una diseñadora española de The New York Times que habíamos conocido, para saber si estaría dispuesta a encargarle algunas ilustraciones. En el último minuto, me pidió que incluyera unos ejemplos de mis infografías; y así lo hice. Un mes más tarde, recibí una llamada de The New York Times en la que me ofrecían ir a hacer una entrevista. Decir que me quedé en estado de choque es quedarse muy corto. Ya había tenido mucha suerte porque la secretaria que me llamó era puertorriqueña y hablaba español; de lo contrario, la comunicación no hubiera sido posible. La entrevista no fue mal del todo y fui a Estados Unidos para aprovechar esta oportunidad, sólo para ver si estaban dispuestos a iniciar la tramitación de un visado de trabajo. Mirando hacia atrás, creo que fue una locura de mudanza. Transcurridos unos meses me había quedado sin dinero, lo pasé un poco mal. Recuerdo que pasé toda una mañana buscando monedas detrás de los muebles y debajo del sofá para comprar un billete de metro e ir a hacer una entrevista de trabajo. Al final, conseguí un par de encargos de noticias de última hora como autónomo para The New York Times, que hice desde casa. Eso pareció convencerles para agilizar el trámite del visado y mi contratación. Al mismo tiempo la revista Fortune contrató a mi hermano.

 

Al principio fue intimidatorio, pero fue la mejor escuela de Periodismo e Infografía que habría podido imaginar. Miraras donde miraras, veías un par de premios Pulitzer escribiendo artículos. Sinceramente me sentí muy afortunado al ser contratado por Charles Blow, quien debió ver en mí algo de talento, a pesar de mi pésimo inglés y de estar acostumbrado a utilizar otros métodos de investigación periodística. Los compañeros eran pacientes, amigables y amables. En aquel momento, The New York Times disponía de un equipo infográfico perfecto, que contaba con personas como el propio Charles, Archie Tse, Frank O’Connell, Mika Grondahl, Andrew Phillips y muchos otros. Rodeado de tanto talento, recuerdo lo asombroso que me resultaba que no me despidieran pronto. Quizá porque soy bastante tranquilo y pasaba desapercibido, así que seguí trabajando y adquiriendo habilidades rápidamente. En resumen, The New York Times tenía muchos recursos, así como personal inteligente y con talento en el departamento de Diseño Gráfico y en la sala de redacción. Charles Blow se merece más reconocimiento por ganarse el respeto de la redacción por formar un departamento de Diseño Gráfico que generaba contenido y llevaba a cabo su propia investigación y redacción, y donde decidíamos qué historias se mostrarían en gráficos, más que por recibir encargos. De mí se esperaba que investigara y redactara mis gráficos, obviamente con ayuda en la edición. Hasta este día no había vivido una situación así en ningún otro lado. Al mismo tiempo, la sala de redacción sabía perfectamente que su reputación era sancta sanctorum para el periodismo norteamericano, y se desprendía cierto narcisismo (no solo del departamento de Diseño Gráfico), ¡pero me acabé yendo! Siempre les estaré agradecido por los cinco años que trabajé con ellos.

 

La empresa que fundó con sus hermanos, 5W, le hizo entrar en el mercado de los autónomos a lo grande. ¿Qué le hizo aceptar ese reto?

 

Normalmente la gente piensa que 5W es una empresa grande, pero la integramos mis hermanos y yo, con la ayuda de algunos autónomos. Aunque me gustaba mi trabajo en The New York Times, siempre busco algo más. Quería más creatividad y trabajar en más proyectos dirigidos a públicos distintos. Quería hacer más diseño gráfico y quería más independencia personal. Nunca me siento del todo cómodo cuando trabajo para otra persona. De este modo, y poco a poco, empecé a realizar más trabajos como autónomo después de la jornada laboral, y cuando vi que podía vivir del trabajo de autónomo decidí dejar The New York Times en 2001. En aquella época conocí a Jean-Francois Mignon, un diseñador y empresario francés con mucho talento y una gran ambición; decidí montar una empresa con él. Sin su experiencia en el mundo empresarial, habría fracasado al 100%. Mis hermanos entraron más tarde, cuando abrimos oficinas en Madrid y Nueva York, después de haberme trasladado a Washington D.C. Entonces mi socio y yo nos separamos, de modo que hoy en día somos dos empresas diferentes: 5W Infographics y 5W Mignon Media.

 

¿En qué se diferencia el trabajo en National Geographic de los trabajos que había realizado anteriormente?

 

La gran diferencia es que ahora soy director y tengo una serie de responsabilidades. Ya no hago muchos gráficos; cosa que echo bastante en falta. Cuando hago diseños, las grandes diferencias son la intensidad y la profundidad del trabajo de investigación, que a menudo requiere viajar, y las dificultades de trabajar como director de Arte con ilustradores y pintores. Resulta complejo equilibrar la balanza entre la información y las restricciones del diseño, y entre el deseo de promover la creatividad y la opinión personal de los artistas, que tienen un talento increíble. Otra diferencia notoria es que los editores gráficos de NG han de gestionar el tiempo de forma eficaz, ya que normalmente se tienen varios proyectos a la vez, cada uno de ellos en diferentes fases y con diversos plazos de entrega. También es distinto a trabajar en un periódico, donde se tiene un proyecto y se lleva a cabo hasta que finaliza y se empieza uno nuevo. Otra diferencia relevante es que vivimos (y nos encanta) rodeados de un montón de las fotografías más impactantes del mundo, lo cual afecta directamente al modo en que se presenta la información. Una paleta de colores apagados como la de The New York Times, que normalmente se ajusta más a la sensibilidad de mis diseños, no encajaría en este entorno.

 

Nadie tira las copias de National Geographic a la basura. ¿Crees que es una gran responsabilidad formar parte de una organización con este historial de precisión y excelencia?

 

Efectivamente, ¡es un poco aterrador! Tenemos 121 años de historia y la única tradición de renderizar la historia natural, la arqueología, la exploración, etc., con artistas de la talla de N. C. Wyeth y Andrew Wyeth, Ned Seidler, Syd Mead, James Gurney o Kazuhiko Sano. El nivel de detalle y profundización en las investigaciones para los gráficos o piezas de arte es sencillamente increíble. En la realización de cada gráfico o pieza de arte participan muchos especialistas y consultores. Se estudia minuciosamente cada palabra, cada color, la dirección de los rayos de sol en una ceremonia a media mañana en el antiguo Egipto. La forma del ala de un ave que se vería volar en la lejanía dentro una ilustración histórica se suele enviar a un ornitólogo y no se considerará que el dibujo está terminado hasta que el especialista nos haya enviado sus correcciones. Y así va todo. Pero me alegra ver que aún trabajamos de esta manera, cuando todos los demás parecen ir en la dirección contraria. Por otra parte, no podemos decir que es una cuestión de falta de tiempo. No nos podemos esconder. Cuando se está editando algo, es lo mejor que tienes, porque te han dado tiempo y recursos; te muestra tus limitaciones. Y si cometes un error, siempre te avergonzarás de él, ¡aparecerá en los 7 millones de copias que a la gente le gusta guardar!

 

Has sido una pieza fundamental de los talleres “Show, Don’t Tell” de Malofiej. Como puedes imaginar, tengo un especial interés en la respuesta, pero ¿sientes que la conferencia de Malofiej ha ejercido una influencia notable en los estándares de Infografía?

 

Estoy absolutamente convencido de que ha ejercido una influencia muy positiva. La conferencia y los talleres de Malofiej abren sus puertas a los profesionales de todo el mundo, que a menudo trabajan solos y relativamente aislados dentro de las salas de redacción. Tienen que saber qué están haciendo sus colegas, conocer las tendencias y los mejores ejemplos de la profesión, recibir sugerencias y sentirse reconocidos como parte de un campo importante y legítimo del Periodismo. Para mí las piezas premiadas en los libros de Malofiej han sido una fuente de inspiración y de ideas. He copiado de muchos y creo que todos deberían hacerlo. Podríamos discutir sobre qué gráficos merecen ser premiados, y sobre los muchos que no lo han sido pero lo merecían. Los jueces más importantes de nuestro trabajo son los lectores, pero las sugerencias profesionales también son importantes y necesarias, si Malofiej no existiera alguien tendría que inventarlo. Eleva la calidad de nuestro trabajo colectivo. Y también quiero decir que es admirable la forma en que muchos profesionales y estudiantes destinan parte de su tiempo y energía a Malofiej. Nadia cobra por este trabajo, es totalmente voluntario. Aprendemos y hacemos amigos. ¡La comunidad infográfica es como una pequeña familia!

 

Sé que crees que el dibujo es una parte esencial del proceso infográfico. ¿Cómo encaja en tu trabajo?

 

Muchos de los gráficos que hacemos en National Geographic contienen muchas ilustraciones. Tenemos la suerte de trabajar con artistas increíbles que hacen que nuestras historias (arqueología, paleontología, historia natural, civilizaciones antiguas, etc.) cobren vida. Algunos paleoartistas con quienes trabajamos, como John Gurche, Raúl Martín o los hermanos Kennis tienen grandes conocimientos en paleontología y en la anatomía de criaturas extinguidas, y aprendemos mucho de ellos. Su habilidad artística hace que nuestros diseños gráficos pasen a otro nivel. En el diseño gráfico existe un problema reiterado con la infografía en general y, en mi opinión, a muchos profesionales no les gusta hablar sobre el tema. Se trata del simple hecho de que un elevado porcentaje de personas que trabajan en Infografía no saben dibujar, o no lo hacen suficientemente bien. Tenemos unos estándares muy elevados en cuanto a la información e investigación, pero no en la calidad de los diseños gráficos. Como consecuencia, en numerosas instancias se elije la segunda mejor opción para resolver un problema gráfico, y se evitan explicaciones ilustradas o con diagramas que, visualmente, serían más claras y sencillas. Por supuesto, en muchos casos las visualizaciones y gráficos con datos inteligentes son el mejor modo, y el más elegante, de presentar información, pero se siguen imponiendo cuando carecemos de la capacidad de dibujar lo que se debería dibujar. No se trata de una crítica, es casi un milagro encontrar a gente con gran talento tanto para dibujar, como investigar y escribir. Pero un gráfico contiene texto e imágenes, y ambos deben ser de gran calidad, incluso si son esquemáticos. Parece que una parte considerable de la profesión no valora suficientemente la habilidad de ilustrar y dicen: "No hace falta dibujar para hacer diseños gráficos buenos." Y, si bien es cierto, te limita. Sin embargo, no estoy seguro de la solución, ya que la mayoría de la gente no tiene el tiempo ni los recursos para contratar a artistas de fuera. En cuanto al estilo, yo prefiero un buen dibujo a mano, o ilustraciones por ordenador de líneas claras. Me gusta trabajar con 3D, pero a menudo no me quedo satisfecho. La riqueza de una renderización 3D, en la que se muestra hasta la última sombra, actúa en su propia contra y puede oscurecer información. La gente se olvida de que una buena ilustración es algo muy distinto a una buena explicación, que es a lo que nos dedicamos. ¡Sorprendentemente, creo que nadie ha llevado la ilustración en 3D más allá para solucionar el problema de la claridad, retrocediendo, limitando el color! Bryan Christie y otros están haciendo un trabajo impresionante, pero todavía no tenemos a un claro Nigel Holmes del lenguaje 3D, con un toque personal y el talento para simplificar información y hacerla atractiva.

 

 ¿Cuál es el método Juan Velasco para producir una infografía? El proceso que vosotros seguís.

 

En National Geographic el proceso es largo y enrevesado. Siempre llevamos a cabo mucha investigación (meses) antes de pensar en coger un lápiz. A mí me gusta tener toda la información a mano, leerla y entenderla bien. Sólo entonces se empieza a ver la mejor manera de contar algo visualmente. Después de eso todavía no empiezo a hacer bosquejos. Empiezo a escribir el texto del gráfico. Lo hago para ver si consigo explicarme la información a mí mismo de modo breve, organizado y secuencial que se entienda fácilmente. Si lo consigo, estoy bastante seguro de que le seguirá la explicación visual. A menudo sólo escribo, o escribo y bosquejo al mismo tiempo. Creo que a los editores también les gusta, porque pueden hacerse una buena idea del gráfico que les propones, aunque la parte visual todavía sea muy esquemática. Siento un escalofrío siempre que veo una ilustración muy bien desarrollada con bloques de texto absurdo lorem ipsum alrededor, justo en las zonas que parecen más vacías. O a veces ni siquiera se prevé espacio para texto. ¡Ay! Es increíble la cantidad de veces en las que el desarrollo de la historia no se ha trabajado y pensado lo bastante, y el diseño gráfico ya tiene una forma avanzada e irreversible. Volviendo a los bosquejos, yo hago pequeñas reseñas con el lápiz, empezando con media página tipo carta y cada vez aumentando el tamaño y el detalle. No sé bosquejar con el ordenador, aunque a muchos se les da muy bien. Muchas veces después del bosquejo aproximado, enviamos el encargo a un ilustrador.

 

 ¿Cuáles fueron y son tus principales influencias?

 

Probablemente mi padre fue mi principal influencia a la hora de interesarme en el diseño y las noticias, ya que era escritor (de libros y en periódicos) e ilustrador. Me han influenciado los cómics. Crecí leyendo cómics franceses como Metal Hurland (Heavy Metal en Estados Unidos), ¡y me impresionó el talento y la fantasía de Jean Giraud (Moebius), Druillet, Richard Corben! El fantástico TBO español, con los inventos del profesor Franz de Copenhague, que representaba máquinas increíblemente complejas, del tamaño de una habitación, para llevar a cabo sencillas tareas como dar comida a un gato. ¡Eran unos gráficos de información preciosos! Soy un gran aficionado a Tintín y el estilo de la ligne claire (línea clara) del que fue pionero, con gente como Joost Swarte, Miguel Calatayud, etc. Y he leído todos los típicos cómics de Marvel y DC varias veces. ¡Me encantan las pinturas de Giotto, Hieronymus Bosch, Velazquez, Dalí, Hopper, Warhol, Andrew Wyeth! El diseño gráfico de Milton Glaser, pósteres de guerra alemanes y rusos. Al fin y al cabo, no hay una tendencia coherente, excepto la búsqueda de excelencia y lenguaje visual, arte y belleza. En el ámbito de la Infografía, me influenció mucho el enfoque periodístico, el diseño claro y los gráficos orientados a los datos de The New York Times. Existe un punto en común entre el trabajo académico de Edward Tufte y la filosofía de diseño e información de Charles Blow, y los dos juntos han ayudado a modelar el campo de la Infografía y le han dado una base sólida. Decididamente, ambos me han influenciado. En muchos casos el trabajo de Tufte queda excluido de la realidad de necesidades de las publicaciones, pero el conjunto de su trabajo es una referencia necesaria y un conjunto de principios que tenían que expresarse con cierta perspectiva, lejos de la redacción de noticias. También es considerable la influencia de la creatividad en diseño e ilustración de mis ex compañeros de trabajo en El Mundo, que llega hasta el día de hoy. En este sentido, la creatividad ilimitada de los diseños de Clarín, iniciados por Jamie Serra, Alejandro Tumas y sus equipos. Realmente, genios. En un tercer grupo distinto, estarías tú, John, y Nigel Holmes, que veo como a las personas que han hecho todo lo posible para mantener lo que a menudo se pierde en nuestro campo: claridad absoluta en la información, junto con una presentación sencilla, elegante y atractiva. Vosotros dos habéis ido más allá que nadie a la hora de desarrollar un lenguaje visual bien definido para la Infografía, a la hora de encontrar códigos para el uso del color, trabajo lineal y simplificación adecuada para aclarar la información. No se puede hacer mejor. Hay una lista larga de otras publicaciones y de personas que han contribuido en gran medida a la Infografía, pero no conozco su trabajo en profundidad (y es una pena), o no han afectado demasiado mi trabajo. ¡Me encantaban los gráficos de Fortune en los años treinta y cuarenta, Richard Edes Harrison! Pero debo admitir que hay muchos huecos en mi formación. Recientemente me he quedado impresionado con los talentos que hemos juntado en National Geographic (Fernando Baptista, Sean McNaughton, Hiram Henriquez, Alejandro Tumas y Mariel Furlong). Son increíbles, y por suerte yo tengo que "dirigirles", que significa poco más que dejarles hacer. Si tuviera que competir con ellos haciendo muchos diseños gráficos, ¡sería el claro candidato para la próxima ronda de despidos! En los últimos meses he tenido la oportunidad de trabajar con los gemelos Kennis de Holanda para crear una reconstrucción de un neanderthal a tamaño real. Sus habilidades artísticas y conocimiento científico me impresionaron considerablemente y me han hecho conocer un campo completamente nuevo (para mí), el paleoarte y las reconstrucciones, que tienen unas posibilidades extraordinarias en cuanto a la visualización de información. ¡Y saben pintar como los grandes del Renacimiento!

 

¿Cómo ves el desarrollo de la Infografía en el futuro? Tanto en relación con tu trabajo como para la industria en general.

 

Todos sabemos que la industria de la prensa está en mala forma, por lo menos en Estados Unidos. El 2008 fue el año de los despidos, y más de 15.000 personas perdieron su empleo en periódicos sólo en Estados Unidos. Por supuesto, éste es un punto de vista centrado en Occidente, ya que el número de lectores en el mundo, de hecho, está aumentando. Pero el papel impreso como vehículo para la Infografía debería preocuparnos a todos. A las revistas no les va mucho mejor. Debemos hacer frente a un hecho sencillo: producimos un producto por el que los lectores, especialmente los jóvenes, parece que ya no se interesan. No les gusta, o no les sirve. Me refiero a los periódicos impresos y las revistas, no a los propios gráficos. La gente no quiere pagar por lo que ya ha visto en televisión o en Internet, y me parece de una lógica irrefutable. Tampoco creo que la respuesta correcta de los periódicos sea el enfoque del "análisis en profundidad", ya que los lectores rara vez tienen tiempo para ello o lo hacen por ellos mismos mediante tablones de anuncios, páginas web especializadas, blocs, etc. En un día normal, solo leo dos o tres artículos de Times en el iPhone en el metro o de camino al trabajo; artículos de opinión y varios blogs por la noche, y publicaciones científicas, porque están relacionadas con mi trabajo. Pero mi tiempo es limitado, y entiendo que esta situación coincide con lo que le pasa cada vez a más gente. Con la llegada de los blogs, de Twitter y otros modos de capacitar a las personas para divulgar sus puntos de vista, nos encontramos en un momento muy confuso. Creo que nadie lo ha llegado a comprender. Suelo pensar que el formato del periódico diario es un problema de por sí, como concepto. Si cada día tienes que producir 64 páginas de material impreso, las tienes que llenar con algo. Y lo más probable es que una buena parte sea irrelevante, poco interesante o soporífera. No pasan tantas cosas interesantes y que encajen con el formato y con las limitaciones de tiempo, y, al mismo tiempo, parece que las redacciones son demasiado autoreverentes como para probar cosas nuevas. De manera excepcional, todavía se hacen buenos gráficos en revistas y periódicos impresos, por supuesto. La infografía en la web todavía se está descifrando, y supongo que voy en contra de todas las tendencias al pensar que los gráficos interactivos no salvarán a la infografía, ni serán el próximo gran qué. También veo problemas con el formato. Son difíciles de encontrar en los sitios web, y creo que el concepto de interactividad (y quizás estos serán los últimos cinco minutos de respeto por parte de mis colegas) ¡está sobrevalorado! Damos por sentado que el lector quiere trabajar en la navegación y exploración de distintas maneras de acceder a la información, y perder tiempo haciéndolo. Le estamos pidiendo que haga él el trabajo. Se dan casos de gráficos interactivos innovadores e increíbles, pero suelen ser muy específicos, algo orientado a un servicio, no explicaciones de noticias. A veces pienso que es como si los gráficos interactivos fueran un tipo de televisión rudimentaria, donde tienes que hacer un trabajo, y hacer clic para que siga contándote una historia. Si la fórmula se perfecciona, lo que tendremos será una animación narrada corta en televisión, ¡que hace décadas que existe! Por otro lado, la web ofrece más inmediatez y la posibilidad de más profundidad sin limitaciones de espacio, pero los gráficos interactivos me suelen poner nervioso. Y estoy seguro de que la mayoría de lectores son pasivos. Personalmente, yo preferiría ver un vídeo corto ininterrumpido que me cuenta una historia de manera sucinta, de una fuente que sé que hace una buena edición. Creo que las opciones de enlaces múltiples son una buena posibilidad, pero pueden confundir a los lectores más que liberarles, y los lectores no tienen tiempo. La infografía en sí misma no se ha desarrollado mucho últimamente; continuamente vemos nuevas personas brillantes, pero no nuevas tendencias. The Guardian, Wired y otros están probando nuevos enfoques. La innovación no es una necesidad de por sí, y a menudo va en contra de nuestro único principio: aclarar la información. Yo, personalmente, echo en falta una mayor influencia del campo del diseño gráfico en la infografía. Si nos fijamos en las publicaciones de diseño, cuando diseñadores "puros" intentan hacer gráficos, aparecen ideas poco corrientes e innovadoras. ¡Y también una cantidad considerable de lamentables chorradas, para ser sincero! Creo que estamos acostumbrados a una serie de fórmulas seguras para diseñar gráficos, y creo que ahí se nos escapa algo. No se da suficiente interdisciplinariedad y, en general, somos gente conservadora (y me incluyo a mí mismo). También tengo ganas de ver cómo se desarrolla la infografía en Asia, en Oriente Medio y en otras partes del mundo donde la cultura local influenciará el campo con enfoques nuevos. Últimamente, me pregunto hasta qué punto la representación perfecta de los datos, que impone restricciones de forma, debería ser menos importante que la transmisión del mensaje más amplio. Tenemos una sobresaturación de información y mañana nadie recordará que el desempleo ha subido precisamente hasta el 4,3 por ciento. Recordarán que está aumentando, y podemos utilizar nuevas fórmulas para transmitir justamente eso. Pensemos, por ejemplo, en la famosa serie de banderas de Grande Reportagem. Como gráficos estadísticos, eran claramente incorrectos e imprecisos. Pero, aún así, yo los recuerdo muy bien, así como el mensaje que transmitían. Dada la importancia de la integridad de las estadísticas, hay margen para experimentar más con gráficos que expresen tendencias de modo más impresionista. Nos tenemos que abrir un poco a otros lenguajes visuales. En National Geographic me gustaría experimentar enviando paquetes de información a personas de distintos campos y decirles: "Exprésalo de modo visual. No hay normas." ¡Espero que mi editor jefe no lea esto! Y ver qué se les ocurre. Pero, igualmente, otros días me levanto en modo Tufte-Blow, que requiere una precisión absoluta. ¡Pregúntame cuál es el buen camino dentro de diez años!

 

 

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